Si usted se da
                           cuenta de que no está haciendo lo correcto, entonces   “arrepiéntace”. 
Venga al Señor con un corazón humilde y contrito. 
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Jesús instituyó el Sacerdocio el Jueves Santo después de la última
                           cena, El también instituyó el Sacramento de Reconciliación o Penitencia en la tarde de la Resurrección cuando se le apareció
                           a los Apóstoles y les dió el poder de perdonar los pecados. (también a los sacerdotes) 
                           Juan 20:21-23 
    21   
                           Jesús les dijo otra vez: «La paz sea con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» 
    22    Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 
    23    A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados;
                           a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
  
                           
Acto de Contrición
                           Señor mío Jesucristo 
                           "Señor mío Jesucristo. Dios
                           y Hombre verdadero. Creador, Padre y Redentor mío. Por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
                           todo corazón haberte ofendido. Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme
                           y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. 
                           Os ofrezco Señor mi vida, obras
                           y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Así como os suplico, así confío en vuestra Divina Bondad y Misericordia Infinita.
                           Me perdonareis por los méritos de vuestra Preciosa Sangre, Pasión y Muerte y me daréis vida y gracia para enmendarme y para
                           perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amen. 
                           Amén".
                           Acerca
                              de la Confesión con el Sacerdote
Palabras del Señor a la Hermana Faustina Kowalska de Polonia (beatificada)
                           Cuando tu vayas a la confesión,
                           a esta fuente de  Misericordia; la Sangre y Agua que fluyó de my Corazón siempre fluye sobre tu alma... En el Tribunal
                           de la Misericordia [El Sacramento de la Reconciliación] ... los milagros mas grandes toman lugar y se repiten  incesantemente
                           ...Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de Misericordia.
Vengan con fe a los pies de mi representativo... Yo mismo estoy esperandoles allí. Yo tan solo
                           estoy escondido por el Sacerdote... Yo mísmo actúo en tu alma... Haz tu  confesión ante Mi.
La persona del Sacerdote es, para mi, solamente
                           una  pantalla. Nunca analices que clase de Sacerdote es que Yo estoy usando; ábrele tu alma en la confesión como si lo
                           hicieras conmigo, y Yo te llenaré con My Luz...
Así estuviera un alma como un cadáver descompuesto, de  tal manera
                           que desde el punto de vista humano no hubiera esperanza de restauración y que todo ya estuviera perdido, no es así con Dios.
                           
El milagro de la Divina Misericordia restaura esa alma en plenitud.... Desde esta fuente de Misericordia las almas atraen
                           gracias solamente con la vasija de la confianza. Si su confianza es grande, no hay limite a mi generosidad.
                           
Nuestro Señor ha enfatizado la necesidad de que nosotros vayamos a la confesión y de que le
                           recibamos en la Sagrada Eucaristía para que podamos obtener los mas  grandes regalos de su Misericordia.
                           Como Católicos tenemos la fuente de
                           Misericordia en el confesionario y en la Preciosa Sangre de la Eucaristía. 
Proclamemos este mensaje.